Los 29 Grupos de Desarrollo Rural de la región aúnan esfuerzos para convertir los suelos agrícolas en sumideros de carbono y dinamizadores del medio rural
La ADR Molina de Aragón – Alto Tajo forma parte del proyecto de cooperación regional “Reto CO₂ Suelos Rurales Castilla-La Mancha”, en el que han participado los 29 Grupos de Desarrollo Rural de la comunidad autónoma, que representan un total de 884 municipios.
El proyecto ha sido coordinado por el GDR ADESIMAN, con la colaboración de la Red Castellano Manchega de Desarrollo Rural (RECAMDER). Ha sido financiado con fondos LEADER de la programación 2014-2022, cofinanciados por la Unión Europea, la Administración General del Estado y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El objetivo del “Reto CO₂ Suelos Rurales” no es solo reducir emisiones y aumentar el almacenamiento de carbono en los suelos y cultivos de Castilla-La Mancha, sino también generar beneficios sociales y económicos para el medio rural. Entre ellas: apoyar a los agricultores en la modernización de sus explotaciones, favorecer la innovación tecnológica y abrir nuevas fuentes de financiación, como los mercados de carbono.
Para ello se está diseñando una metodología rigurosa y adaptada al contexto regional que permita medir la calidad edáfica y la captura de carbono en suelos rurales.
El objetivo principal del proyecto diseñar y validar una metodología integral que correlacione datos de campo (propiedades físico-químicas y biológicas del suelo, mediciones IoT) con información de la PAC y los índices satelitales (NDVI, EVI, CRSI), para evaluar la captura de carbono y la salud edáfica en los sistemas agrícolas de Castilla-La Mancha.
Los resultados servirán para definir políticas públicas, recomendaciones prácticas para agricultores y herramientas de evaluación de servicios ecosistémicos del suelo.
El pasado 30 de octubre de 2025, en Las Pedroñeras, se celebró una jornada en la que se expusieron las conclusiones del proyecto de cooperación regional. Se subrayó que los suelos agrícolas presentan una capacidad de absorción de CO₂ hasta tres veces superior a la de la biomasa aérea, siempre que se gestionen adecuadamente. Además, se puso de manifiesto que el 46 % de la superficie de Castilla-La Mancha (aproximadamente 36.500 km²) está dedicada a la agricultura, lo que representa un gran potencial ante unos niveles de carbono en suelo entre los más bajos del país.
Se recordó que la región afronta importantes retos derivados del cambio climático (pérdida de fertilidad, reducción de recursos hídricos, temperaturas extremas, presión sobre sistemas agrarios), pero que esos retos también abren oportunidades únicas para el medio rural. El proyecto no solo busca reducir emisiones y aumentar captura de carbono, sino también generar beneficios para los agricultores, como modernización, innovación tecnológica y nuevas fuentes de financiación como los mercados de carbono.
La participación conjunta de los 29 Grupos de Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha demuestra la relevancia de la cooperación territorial para afrontar retos comunes. Esta colaboración permite compartir conocimiento, metodologías y resultados, así como lograr una escala suficiente para incidir en políticas regionales, transformar prácticas agrícolas e impulsar el medio rural como motor de innovación y sostenibilidad.
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